¿Debo entrenar si estoy enfermo?
¿Entrenar te ayudará a darle el empujón necesario a tu sistema inmunitario?¿O hará que te pongas más enfermo? Continúa leyendo para saber si deberías entrenar o descansar.
De manera general, ante una enfermedad la solución debería ser simple: si ir al gimnasio puede suponer el contagio de otras personas, lo mejor será que te quedes en casa. A esto nos referimos con estornudos, tos, fiebre y todo aquello que no tenga que ver con la fatiga general. Recuerda que por faltar un día no vas a perder todo el trabajo de las semanas anteriores.
No obstante, esto no quiere decir que no puedas entrenar en casa, pero trata de pensar en los demás cuando tengas síntomas (además debes tener en cuenta como esta la situación actualmente con el coronavirus)
¿Que hay de los entrenamientos en casa?
Gracias al coronavirus, seguro que has entrenado en casa en algún momento a lo largo de estos dos últimos años. El riesgo de contagiar a otros es bajo y eso significa que la tentación de entrenar cuando estás enfermo es mayor.
Sin embargo, existe un problema: tu rutina de ejercicios normal generará un estrés en tu cuerpo. Cuando estás sano tu cuerpo responde y se adapta a este estrés para volverse más fuerte. Pero cuando estas enfermo, tu cuerpo ya está estresado. Añadir más estrés con un entrenamiento muy intenso puede sobrecargar tu sistema inmune, lo que puede provocar que te pongas más enfermo.
Si crees que no estás en condiciones de soportar un entrenamiento intenso, intenta evitar hacer tu rutina habitual. En sustitución, opta por movimientos más suaves y que no supongan tanto esfuerzo a tu cuerpo.
Cómo entrenar cuando estoy enfermo
Antes de nada debes fiarte de lo que te diga tu médico de cabecera. Si te recomiendan que evites cualquier tipo de ejercicio, hazlo, te lo están diciendo por algo. En cambio, si puedes hacer ejercicio, opta por movimientos de baja intensidad que te ayudarán a sentirte mejor y recuperarte más rápido.
¿Cómo hacer ejercicio de baja intensidad? Piensa en cosas tan simples como salir a caminar o ejercitarte a un ritmo suave en una máquina de cardio (que tengas en casa).
La clave está en mantener tus pulsaciones bajas durante la sesión, en ningún momento deberías notar que te falta el aliento. Y recuerda que el entrenamiento de baja intensidad es diferente para cada persona. Debes escuchar a tu cuerpo.
Conclusión
Es cierto que la intensidad es uno de los pilares fundamentales de cualquier rutina de ejercicios exitosa, pero eso no significa que debas llegar a la extenuación en todos tus entrenamientos.
Cuando te fuerzas a entrenar aún estando enfermo por un miedo irracional a perder todo lo conseguido durante las semanas anteriores, puede convertirse en tu mayor enemigo.
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